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PALCO DE PRENSA

Los jefes políticos.\r\n\r\nPor: Gilberto LAVENANT\r\n\r\nEn el sistema político priísta, se tenía la costumbre de identificar o denominar, al funcionario de mayor nivel, en determinada zona o jurisdicción, como el primer priísta del lugar, o como jefe político. A cada quien, según su jerarquía o puesto público, aunque básicamente al gobernador de la entidad, y luego a los alcaldes. Obviamente, en primer lugar, al Presidente de la República.\r\nBueno, también se le refiere como jetatura, a la ascendencia, que una persona tiene en su comunidad, sea por su edad, su experiencia o el cargo público que ocupa. Se dice que jetatura, es una palabra del castellano culto, que hace alusión a un rango del poder.\r\nAsí mismo, la jetatura establece la escala de poder, en una jurisdicción. En el ejercicio profesional, observa el nivel de preparación de alguien. También se utiliza para destacar la edad de una persona o su antigüedad en un cierto empleo.\r\nVolviendo al ámbito político, cuando se postula a alguien para ostentar la candidatura a un determinado cargo público, se dice que es el mejor hombre, o mujer, según sea el caso. De ahí pues, que una vez electos, no puede haber nadie por encima de ellos. De haberlo, se le restaría autoridad al nuevo funcionario. Al menos, autoridad política.\r\nImaginen a un alcalde, estar bajo las órdenes o indicaciones del jefe del partido que lo postuló. Entonces, el jerarca partidista, sería el verdadero jefe, y el funcionario, solamente un empleado de primer nivel, pero al final de cuentas supeditado a los deseos y ordenes de su superior jerárquico, políticamente hablando.\r\nPero los tiempos cambian, y los partidos políticos están tan fraccionados, que los dirigentes partidistas, no son jefes de nadie. Cuando mucho, son los representantes formales u oficiales del partido, que, generalmente, obedecen, no a los miembros de la organización política que representa, sino al líder de la corriente partidista que dispuso su designación.\r\nEsto es aplicable, en especial en Baja California, en donde el priísmo está dividido, cuando menos en dos corrientes, los castrotrentistas y los hankistas. Quien ostenta la dirigencia del PRI, sea estatal o municipal, es fiel seguidor de la corriente a la que pertenece y obedece.\r\nPor ejemplo, la exdiputada local, Nancy Sánchez Arredondo, encargada de la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional, forma parte del castrotrentismo. Es obvio imaginar que rinde cuentas al líder de la corriente, Fernando Castro Trenti y, ni de chiste, se acerca a Jorge Hank Rhon, líder del hankismo.\r\nEn el caso de los alcaldes, ocurre algo similar. Antes, se les identificaba o reconocía, como jefes políticos del municipio que gobiernan. Pero esa distinción desapareció, a partir de que el PRI perdió la hegemonía que ostentaba y que hasta los partidos pequeñuelos, tienen representación en los ayuntamientos.\r\nIncluso, ocurría, que el alcalde en turno, ubicaba al frente de su partido, en su zona de influencia, a personas de su confianza. Prácticamente sus súbditos. Esto, con el fin de que no le hicieran reclamos fuera de lugar. Es más, que no le reclamaran nada. El Presidente del partido, en un municipio, quedaba reducido a un simple empleado administrativo, sin voz, ni voto.\r\nEn el caso de Tijuana, en los últimos años, se dieron cosas curiosas. Siendo Alcalde de Tijuana, Carlos Bustamante, al frente del PRI municipal, estuvo la castrotrentista Roxana Soto. Ahora que Jorge Astiazarán Orcí, es el Alcalde, la presidencia del partido tricolor, en esta ciudad, está en manos de Franciscana Krauss, de la jetatura bustamantista.\r\nViene al caso comentar todo esto, porque ahora que surgió la polémica en torno a la renovación de dirigencias priístas, tanto estatal como municipales, los alcaldes Jorge Astiazarán Orcí, de Tijuana, Gilberto Hirata Chico, de Ensenada, y César Moreno, de Tecate, enviaron una carta, al dirigente nacional del PRI, César Camacho, para definir su postura al respecto.\r\nResulta curioso, que los tres se ostentan como “responsables políticos” de ésta entidad. No se llaman propiamente jefes políticos, pero esa es la intención. Y la verdad es que no son, ni lo uno, ni lo otro. En el caso de Astiazarán, la dirigente priísta local, Franciscana, es del grupo de Bustamante y a nivel estatal, Nancy Sánchez, es castrotrentista. Obviamente, no puede ostentarse como jefe de ninguna de ellas.\r\nLos tiempos cambiaron. Los alcaldes priístas, son los funcionarios municipales de mayor jerarquía, pero no ostentan liderazgo político alguno. Incluso, sus equipos de gobierno, están conformados por integrantes de las diversas corrientes políticas priístas, y en el caso concreto de Tijuana, el hankismo destaca, sobre las demás.\r\nAlgo interesante, en la carta de los alcaldes, es que, aunque en forma tibia, tratan de deslindarse de la influencia del castrotrentismo y se pronuncian por el cambio en las dirigencias partidistas. “Los suscritos, Presidentes Municipales, emanados de nuestro partido, como responsables políticos de nuestra entidad, nos ponemos a disposición del CEN del PRI para coadyuvar en los trabajos de renovación de la Dirigencia Estatal que nuestro parido político requiere en Baja California”, señalan.\r\nLo cierto es que ya cambiaron los tiempos. Antes, los Alcaldes priístas, eran los operadores políticos en sus respectivos municipios. Hoy, las leyes electorales no les permiten meter ni un dedo en cuestiones partidistas, y mucho menos en asuntos electorales.\r\nLo más recomendable sería, que los alcaldes priístas, definieran sus programas de trabajo, pues la problemática social, principalmente por las crisis financieras, es enorme y deficientemente atendida. Como diría alguien por ahí : calladitos, se verían más bonitos.\r\n\r\[email protected]

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