Casos reales de los dementes recluidos en el Campo Alaska
Ernesto Sosa Rocha
XXI parte
Cuando alguna persona mayor de Mexicali, te contaba algún tema relacionado a La Rumorosa, siempre por lo general salia a relucir una pequeña historieta de buen humor, basada respecto al manicomio. El relato menciona que una vez un señor que circulaba por la vieja cuesta en su carro y al bajarse a observar su llanta, en efecto vio ponchada la llanta, por lo opto´ por cambiar, ya que se encontraba en la orilla de la carretera en lo mas alto de la cuesta, al tomar su refacción de la cejuela y empieza aflojar las tuercas con su cruceta, pero accidentalmente al quitar las tuercas, se van hacia el fondo del abismo, se sienta muy triste a pensar sobre una piedra, como le va hacer para resolver ese problema.
En eso pasa una persona caminando, y le pregunta que si que le pasaba a su carro, el señor le contesta que se había ponchado, pero que al quitarle las tuercas , las había puesto muy en la orilla, y se le habían ido todas al abismo y no sabia que hacer.
Entonces el le contesta muy seguro de si mismo, -porque no le quitas una tuerca a cada rueda y asi completas para asegurar la rueda y asi podrás seguir tu camino-, en eso el señor viajero le pregunta al caminante ¿Donde vives?, el loco le responde -vivo en el manicomio que esta aquí en La Rumorosa-, el señor extrañado le contesta, ¿Porque estas en el manicomio si resolviste el problema con inteligencia?, en eso el loco le contesta irónicamente -estoy loco pero no pendejo-.
Esto por supuesto como lo dije antes, es mas bien un chiste o vacilada que manejaban respecto a los dementes que estaban internados en el viejo manicomio de La Rumorosa. Los siguientes casos que a continuación les comentare´, si fueron hechos reales, inclusive están documentados, ya que cuento con esta información original donde están plasmados estos casos.
Este fue un hecho trágico y sangriento, que lo narraban también algunas personas que vivieron en La Rumorosa durante esa época, inclusive uno de los pioneros del poblado conoció directamente a esta persona cuando estaba recluido en el manicomio. Había un demente que le platicaba a todo el poblado que el iba hacer piloto aviador, a los mismos empleados del manicomio les comentaba que su máximo deseo era volar, y muchos no le tomaban importancia por sus facultades mentales, solo le seguían la corriente.
Un dia unas personas de buena voluntad del poblado, decidieron juntar para comprarle todos los implementos y equipo de piloto, para facilitárselo, el se fue, después regreso´ vestido ya como todo un piloto, se subió´ a una de las colinas empedradas mas altas y grito´ que iba a volar y se lanzo´ al vació, muriendo tragicamente destrozado sobre las piedras.
Comentaban los viejos residentes, que era muy clásico ver al loco artista, deportista y en fin todos los delirios que suceden un manicomio.
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