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TECATE

Por: Germán Ramos\r\n\r\n Tecate, es un parque, un pueblo, un niño corriendo tras una pelota, una señora cargando sus bolsas del mandado, una taquería en la esquina de la calle, es el Cuchumá, son los encinos, los ranchos, los indígenas que aún existen, los visitantes, los nacidos aquí y los que llegaron a engrandecer este lugar.\r\n Pero Tecate es su gente, sus comerciantes, los empresarios que hacen progresar y dan empleo, son los buenos gobernantes comprometidos, que luchan por dejar un legado de trabajo y esfuerzo. Es el limpiabotas, el viene viene, es el Chavita, el Justo, son sus deportistas brillantes que han dado gloria a lo largo de la historia.\r\n Sus calles, unas enterregadas, otras con pavimento, las colonias llenas de vagos, otras tranquilas donde la gente vive agusto, donde las pintas y la delincuencia simplemente se ha ido sola.\r\n Los ranchos, los balnearios que abundan, las piedras, en ninguna parte hay tanta roca como en Tecate, juntando La Rumorosa claro. Eso es Tecate, es gente buena, gente trabajadora, orgullosa, noble, entregada, entusiasta, divertida, alegre, fiestera.\r\n Caminar por Tecate, por sus principales avenidas, es remontarse al pasado, no porque se conserve como tal, sino porque todo permanece en su lugar, los mismos comercios, los mismos dueños, las familias de antaño, las banquetas, el parque ni se diga, uno de los mejores, con su kiosco multiremozado, la fuente aquella, la gran asta bandera, el recién pintadito palacio municipal.\r\n Más allá la identidad de Tecate, su plaza con una enorme torre y un reloj que canta y se echa esas canciones netamente mexicanas, La Bikina, Cielito Lindo y otras que marcan las horas melodiosamente, como también lo hace el silbato de la prestigiosa fabrica cervecera, cuyo edificio marca historia, huele a pasado.\r\n Una granja que se convirtió en cultura, donde ahora se dan las expresiones artísticas, ¡una cesta kumiai volteada!, si, con impresionantes murales en el interior de Brambila, una casa de rancho, que sirven de museos costumbristas, que rescatan lo que fuimos, lo que fue Tecate y que hacen que el más desarraigado piense todo lo contrario.\r\n Un picapiedra que de pronto se hizo verde, donde cientos de chiquillos, como lo hice en la infancia, persiguen alocados un balón. La pista de pronto se volvió roja, pintada con rayas blancas, señales del progreso.\r\n Los niños ya no están, eran tres, quedaron dos, que dieron paso a una amplia avenida. El hospitalito ya se fue. Ahora es un impetuoso edificio. La escuela superior sigue creciendo. Tecate es bonito, es vida, es tradición, es historia, es Pueblo Mágico. O es mi utopía?.

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