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INCENDIOS EN SIERRA SE DISPARAN 236% EN UN AÑO

El aumento atípico de incendios en las sierras de Baja California, provocó uno de los peores años en su control, pues se calcula que tan sólo en el año 2017 las hectáreas siniestradas se dispararon a un alarmante 236%. De seguir con este ritmo expertos señalan que en 50 años ya no habrá pinos en el Estado, el panorama es adverso ante la falta de cultura forestal, los recortes a programas y el déficit de combatientes.

El gerente de la Comi- sión Nacional Forestal (Conafor), Sergio Avitia Nalda, declaró que Baja California tiene dos sierras importantes, la de Juárez y la de San Pedro Mártir, este año de los 203 incendios que tuvieron hubo una afectación de 50 mil 425 hectáreas.

Este comportamiento fue catalogado como atípico, ya que el promedio es de 15 mil hectáreas incendiadas al año, representa un aumento del 236%, según los datos de la Conafor.

Explicó el gerente, que el aumento pudo ser producto de las lluvias que propiciaron la proliferación de plantas que funcionan como combustible, además del poco ganado que come estas especies.

Del año 1970 a la actualidad hay un conteo de 620 mil hectáreas siniestradas en Baja California, el 99% debido a incendios provocados por la mano del hombre, reveló Víctor Armando Santoyo Sid, subgerente operativo de la Conafor.

La sierra ha sido incendiada principalmente por la quema de basura, el problema radica en que los árboles no se regeneran hasta después de varias generaciones, complicando la armonía del ecosistema.

“Los incendios provocan la desertificación de la tierra, un pino tarda cien años en llegar a su término, desde 1970 a la fecha se han siniestrado 620 mil hectáreas”, precisó Santoyo. De estas hectáreas, sólo se han restaurado 15 mil con la mano del hombre, el resto se lo han dejado a la naturaleza, explicó el representante de la Conafor en Mexicali.

SE EXTINGUIRÁN PINOS EN BC

Hace 60 años en la Sierra de Juárez se hablaba que tenía pinales en más de 300 mil hectáreas, en contraste con el último censo, difícilmente llega a las 70 mil hectáreas, reveló el gerente de la Conafor.

“A ese ritmo que vamos, no van a pasar 50 años para que ya no tengamos pinos, y los esfuerzos que se hacen por los gobiernos no van al paso de lo que se está dañando”, aseveró Avitia.

Aclaró que Baja California no es una potencia forestal, por eso toda persona que haga aprovechamiento del pino será sancionada, hasta el momento sí han asignado apercibimientos por medio de Vida Silvestre.

“No se han dado casos de tala clandestina, sino aprovechamiento de madera muerta, pinos, encinos, que no se debe de hacer a menos que sea por un estudio, se han detectado tro- ques bajando por La Rumorosa con madera y la autoridad actuó al respecto”, precisó.

DÉFICIT DE COMBATIENTES

Quienes se enfrentan a la peor cara de la moneda son lo combatientes, que entre pocos se organizan tratando de salvar los pulmones de Baja California cada que una persona desata un incendio en la sierra. Eligio Salgado Chacón es un combatiente de incendios de las sierras de Baja California desde el 1 de mayo de 1986, quien compartió que existe un importante déficit de combatientes.

Los combatientes de la Conafor en Baja California no son suficientes, contabilizó un total de 43, para la dimensión de la entidad son muy escasos, lo ideal sería que por campamento hubiera de 20 a 30 personas.

En algunos campamentos sólo hay cinco combatientes, se requiere un promedio de 100 personas para poder atender todas las llamadas que reportan incendios, de haber más personal serían menos las hectáreas afectadas por el fuego.

Con toda su trayectoria, cuenta que en los años 2015, 2016 y 2017, se dieron los más grandes incendios, achacándolos a la falta de cultura de la gente, al ser provocados en el 99% por el ser humano. Salgado es nativo de la zona y dedica su vida a vigilar la Sierra, siguiendo la tradición familiar, pues su padre era guardabosques, desde niño soñaba con ser un forestal para resguardar los recursos naturales y apagar los incendios.

“Soy nativo de esta sierra, amo a los bosques y amo a los árboles, hago todo lo posible a donde quiera que vaya para hacer la divulgación de la prevención de incendios”, comentó el combatiente. “Es una tristeza muy grande ver que un incendio nos empiece en las partes bajas, en las zonas de chaparral, que se suban a la zona boscosa y se empiecen a acabar los pulmones de Baja California”, describió Salgado.

Explicó que dependiendo la magnitud del incendio y si se detecta a tiempo, pueden controlarlo en dos horas o hasta un mes, para eso deben internarse en la zona boscosa donde no saben lo que pasa a los alrededores por estar concentrados combatiendo.

En las jornadas de los incendios de grandes magnitudes se juntan todas las cuadrillas de los cinco campamentos de Baja California, a veces son auxiliados por las fuerzas marinas, el Ejército y los rancheros. Salgado informó que hacen la contratación de combatientes de acuerdo a los municipios, conformando brigadas rurales de 120 personas en promedio, esperan que este año se vuelvan a afiliar el mismo número.

“Hago un llamado a la ciudadanía, desde niños y adultos que cuando vayan a pasear a las áreas protegidas al momento de retirarse hay que apagar bien las fogatas y que no se ensucie el medio ambiente como con las colillas de cigarro que son de las principales causas”, dijo.

UNA GRAN PÉRDIDA POR CADA INCENDIO

“Cada incendio es una experiencia distinta, cuando se nos quema lo que tanto protegemos que es el área arbolada, me causa en lo personal mucho pesar, yo los he visto crecer y cuando viene un incendio de magnitud que arrasa con ellos, nosotros y la gente que está involucrada siente una gran pérdida”, compartió el jefe del Centro Estatal de los forestales.

Jesús Hernández comentó que el centro está localizado en San Antonio de las Minas, para la pronta respuesta ante un incendio existen cinco campamentos en las zonas protegidas: San Pedro Mártir, Sierra Juárez, Tecate, San Antonio de las Minas y en Pino Suárez.

“Muchas veces aquí se prende y en la ciudad ni se dan cuenta, pero no saben todo lo que se pierde en la captación de las aguas mismas porque los árboles atraen el agua y alimentan los mantos freáticos”, apuntó Hernández.

Los forestales están al pendiente de las torres de vigilancia o el C4 para poner manos a la obra, para esto han aprendido a usar el comportamiento del fuego, con ayuda de personal de Protección Civil y brigadas rurales. “No cualquiera puede entrarle, para reforzar en temporada de incendios crítica que es de mayo a octubre, entran las brigadas rurales”, advirtió.

SE JUEGA MÁS QUE EL BOSQUE

La vida de cada uno de los forestales se juega en cada uno de los incendios que deben sofocar, realidad que aceptan con valentía con el ideal de salvar los pulmones de Baja California. Hernández recordó que en tres ocasiones ha sentido el temor de perder la vida enfrentando un incendio.

“En una ocasión fuimos en apoyo a Coahuila, se quemaron más de 300 mil hectáreas con arbolado, llegamos a un rancho llamado La Arrinconada, con los militares por una cuesta tan difícil de subir, no conocíamos el terreno, la vegetación o el clima”, relató. Los recibieron las brigadas y al subir la sierra sin haber dormido en días, percibieron que la lumbre ya estaba avanzando, les dijeron que aunque sabían que estaban amanecidos necesitaban de su ayuda.

“Duramos 21 días, trabajamos casi sin parar, con trabajos extenuantes y condiciones críticas, no había alimentos suficientes, ellos iban en un pick up y los militares en un Hummer, ellos sintieron tan feo los abismos que se quedaron a medio camino, y nos dejaron a nosotros seis solos”, narró.

Llegaron a un rancho rodeado de montañas, vio como en los cerros se veían culebras de lumbre, éstas los rodearon, pero se dieron cuenta que había dos adultos mayores que no querían salir de sus hogares, con el peligro de que en el rancho había una mina con tanque estacionario. “Les dije saben que esto va a estallar, sea como sea necesitamos salir, los sacamos y salimos como flechas entre la lumbre cayendo en un arrollo seco, donde no pegaba tanto el humo, fue temeroso por estar entre las brasas del bosque quemado”, relató.

“Tengo más de mil incendios con eso te digo todo en diez años, se ha convertido en mi pasión, nací en Sonora, pero me considero de Baja California, año con año siempre hay pérdidas de compañeros pero no del Estado hasta el momento”, declaró.

EL ABUELO MILENARIO

Destacado por su gran tamaño el pino jeffrey nombrado “El Abuelo Milenario” de la Sierra Juárez, desafía a la ciencia que pronostica una esperanza de vida para su especie de menos de 600 años. Así lo reveló el licenciado en Ciencias Ambientales Manuel Nevares Flores, guardaparques del Parque Nacional Constitución, quien trata a través de estos ejemplos causar conciencia en la comunidad sobre la importancia de los bosques.

Al “Abuelo” le hicieron una extracción de anillos de crecimiento para obtener su edad estimada, determinando que tiene entre 800 a 1 mil años creciendo en la Sierra Juárez, reveló el experto en medio ambiente. “Hasta el momento en el parque nacional, éste es el de mayor edad y de mayor altura, hay uno similar pero no tiene la misma edad”, comentó el guarda bosques.

La prolongada edad del árbol milenario se pude deber a la posición ventajosa en la que creció, ya que está ubicado relativamente cerca del cuerpo de la Laguna Hanson, dentro de una microcuenca. “Se puede decir que está en su vejez, porque la esperanza de vida de éstos pinos es de 400 a 600 años, ya es un tatarabuelo”, precisó Nevares.

La comunidad indígena Kumiai, ubicados en la zona de la Huerta, son quienes le bautizaron con el nombre de “Abuelo”, “El gran sabio” y “El pino milenario”, alrededor del pino quedan asentamientos de su cultura, concluyó Nevares.

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