-¿La familia a la que identifican como la de “Calcetitas rojas” informó sobre algún nombre?

-Desgraciadamente no estaba registrada. Le decían Lupita, tenía 5 años.

Ahorita estamos esperando a que las autoridades terminen de hacer, ahora sí, lo que tienen que hacer. Es evidente que todo lo que se hizo, toda la investigación se le entregó. Cuando yo vi la carpeta en mis manos (de su propia investigación) supe que tenía que manejarlo con mucha cautela. No podía, aunque yo ya sabía que había una familia que estaba buscando una respuesta, decirlo.

Fue trabajar, hablar con ellos (con lo integrantes de la familia de “Calcetitas rojas”), que sintieran que no los voy a dejar solos, ni a la familia ni a los que coadyuvaron en todo esto.

Llegamos hasta este punto. Había un nombre, sí: Lupita. Es una historia de mucho dolor.

Me refieren muchas cosas de la niña, muchísimas. Cómo vivía, cómo andaba, infinidad de cosas, del cómo sobrevivía al mundo de violencia que enfrentó desde el primer momento y que sólo hubo algunos días en los que alguien, que tuvo humanidad, le brindó felicidad.

Un nombre, un rostro, en su momento yo voy a darlo a conocer. Con mucho gusto. La gente lo merece, los que han estado pendientes tienen que tener esta respuesta. Es muy lamentable ver que las autoridades no hicieron nada.

La niña merece justicia y que se sepa la verdad es primordial. Y como lo he dicho y me he dicho muchas veces, yo me comprometí con ella como ser humano y prometí no parar hasta encontrar su identidad, su rostro, a la familia, porque esto me iba a llevar a los responsables. No voy a parar.

Ofrenda frente al Palacio Municipal de Nezahualcóyotl. Foto: SinEmbargo/Carlos Vargas.

-¿Cómo cierra 2017? Siguen apareciendo casos

Desgraciadamente es algo que pasa todos los días. Es grave. Ahorita me preguntaban sobre dos chicas calcinadas esta semana, y sí no nada más son dos. En este año, en el Estado de México, particularmente, ha habido mujeres calcinadas. Es todos los días, calcinadas, destazadas, violadas, asesinadas en sus casas, en los transportes.

No es posible que el mensaje a la mujeres en México sea: si sales o si no sales, te pueden asesinar en cualquier momento. Y no es responsabilizar completamente a las autoridades, también hay responsabilidad social, y mucha. ¿Por qué? La sociedad de repente no ve. Todo el mundo está ciego, sordo, todos dicen que no (saben).

Este caso [el de “Calcetitas rojas”] debe ser un parteaguas para saber qué pasa con la niñez y el tema del feminicidio. No sólo es un estado, es generalizado. Y es muy grave.

-¿Qué les dirías a las familias hoy?

No se cansen. Realmente en este país quienes investigan son las familias. Investigar, buscar, escuchar, acercar a las autoridades, hacerlo mediático. Griten. No se queden callados porque una de las cosas que les dicen (los encargados de investigar) es cállense, cuiden la información, que no salga la información que pueda perjudicar al caso. Exijan a las autoridades y ayuden, si es necesario, para mostrarles que sí se pueden hacer las cosas si se quiere.