Ello empieza a cambiar entre los 7 y 12 años, cuando los niños utilizan la lógica para llegar a conclusiones válidas en situaciones precisas, específicas, delimitadas y bien definidas, aunque aún requieren de ayuda de un adulto o de un ambiente formativo para entender la información del entorno.

Según la psicóloga, es hasta los 12 años cuando “un niño tiene la capacidad para entender que el reguetón corresponde a una expresión artística y personal, dirigida a un público definido”.

“Este proceso psicológico” está ligado con la creación de la identidad del ser humano y “la música es uno de los factores más importantes para ello”, por lo que los niños “requieren estímulos sanos que les proveerán herramientas para entender este mundo tan complejo lleno de simbolismos”, señaló.

“Las canciones hipersexualizadas son violentas y restringen la perspectiva del planeta, mostrándonos una pequeña parte de él; existen una variedad de géneros musicales que podemos utilizar para cada etapa del desarrollo”, aseveró.

Sin embargo, matizó, “generalizar el reguetón sería injusto” por ser “una manifestación que, al igual que el rock, el jazz y otros géneros musicales, se expresan a través de palabras, notas y ritmos específicos que deben ser respetados, al igual que los procesos psicológicos infantiles”.