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¿DE QUÉ SE RÍE PEÑA NIETO CUANDO LE PREGUNTAN DEL TAPADO?

Esta semana próxima estará llena de expectativas, ya que seguramente en el PRI se dará a conocer quién será su candidato, el Frente Ciudadano por México dará a conocer el método de cómo va seleccionar a su candidato presidencial y Andrés Manuel decidió posponer hasta el día de la virgen de Guadalupe su registro como el candidato por Morena.

Sin duda alguna se ha generado una guerra mediática e interpretativa sobre quién, cuándo y cómo se dará el destape del PRI, qué método utilizará el FCM, si Anaya y Dante Delgado mayorean al PRD, si Anaya se apodera de la candidatura o si bien deja pasar y se la deja a Rafael Moreno Valle y AMLO se cansará de cuestionar que el malvado de Salinas está atrás de ambos para fastidiarlo.

Todo un juego mediático, pero ¿quién está ganando en ello? 

Hasta ahora el único que verdaderamente está ganando -en el juego- es el presidente Enrique Peña, que tiene concentrados a todos los medios en ver si le guiñe un ojo a tal o cual de los precandidatos, si lo saluda de una forma o de otra, si el Canciller Luis Videgaray habló de uno o de tres secretarios, que si dará el nombre el 27 de noviembre o será hasta diciembre, poco antes de que inicien las campañas, en fin, todos interpretan que si en la cena les dijo cómo lo haría o cómo no lo haría, si el enojo de uno o la decepción del otro, total, todo esto, como hace mucho no pasaba, generó que todos los medios se concentraran en el PRI y en su procesos de designación de candidatos.

El conflicto en el FCM está en un segundo plano; con mucha atención y expectativas, pero en segundo lugar

Por su parte, AMLO que es el rey del manejo de la opinión pública se fue hasta el tercer lugar de atención mediática en este proceso de designación de los candidatos presidenciales y dijo que él no acostumbra “el dedazo” y que por eso decidió someter a una encuesta la candidatura de Morena invitando a inscribirse a quien lo desee.

Desde luego esto nadie se lo creyó, excepto Gerardo Fernández Noroña, quien es un luchador que va a todas las convocatorias. Ante la incredulidad de muchos, y con el afán de atraer los reflectores, AMLO optó por lo de siempre: hablar de Carlos Salinas de Gortari,  a quien acusó de estar atrás del PRI y del FCM para fastidiarlo, al parecer recurso muy trillado que no tuvo el efecto necesario y al final, decidió que se inscribirá como candidato de Morena el día de la Virgen de Guadalupe.

Al viejo estilo priista.  ¿O hay nuevas formas?

Normalmente el dedazo en el PRI genera muchas divisiones en el partido y sobre todo en el equipo del presidente de la República en turno.

Desde la sucesión de Plutarco Elías Calles, donde resultó muerto el candidato del partido, el general Álvaro Obregón, hasta el tiempo de Zedillo, se han presentado rompimientos en los momentos de la decisión presidencial del candidato.

Con Gustavo Díaz Ordaz se da un conflicto entre dos grupos que buscaban la presidencia de la República: el grupo de Adolfo López Mateos, que tenía entre otros a figuras como Emilio Martínez Manautou, Antonio Ortiz Mena, Carlos Hank González, Raúl Salinas Lozano, Carlos Madrazo y del otro lado al secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez.

El saldo de esta sucesión fue muy grave para el país. El movimiento estudiantil de 1968, Raúl Salinas de Gortari salió prácticamente exiliado a Inglaterra para evitar ser encarcelado, Carlos Madrazo falleció en un extraño accidente de avión cuando era el presidente del PRI y Emilio Martínez Manautou, que era el secretario de la Presidencia y que peleó hasta el final la candidatura, terminó primero en tratamiento psiquiátrico y luego expulsado a París por quien le ganó en la contienda: Luis Echeverría Álvarez.

La sucesión de Luis Echeverría tampoco fue suave, todo mundo daba por hecho que el candidato sería el secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia y, sin embargo, Echeverría se sacó de la manga a José López Portillo y ahí los rompimientos que normalmente se generan.

Para la sucesión de Miguel de la Madrid las cosas se ponían ya color de hormiga ante el cambio que el país tenía que enfrentar ante una deuda inmanejable y la necesidad de modernización, por lo que decidió un nuevo esquema de dedazo, una pasarela de los seis colaboradores más destacados, donde se encontraban, Ramón Aguirre, Manuel Bartlett, Alfredo del Mazo, Sergio García Ramírez, Miguel González Avelar y Carlos Salinas de Gortari.

Esta pasarela terminó mal entre Carlos Salinas de Gortari y Alfredo del Mazo. El primero que sabía que era el ungido no sólo se distanció de Del Mazo, sino que hasta se burló asegurándole que el elegido había sido uno de siglas SG, sugiriéndole que fuera a felicitar al entonces procurador de la República, Sergio García. Antes de la pasarela, Salinas de Gortari había dado cuenta de su más y peligroso contendiente, el entonces secretario de Hacienda Jesús Silva Herzog, de quien filtró información delicada al Washington Post cuando se dirigía a Estados Unidos a renegociar la deuda, situación que le costó el cargo.

A todo el conflicto del gabinete, tuvo que enfrentar una de las peores escisiones en el PRI: la formación de la Corriente Democrática, que terminó como oposición con el Frente Democrático y teniendo de candidato a un emblemático priísta como Cuauhtémoc Cárdenas.

Qué decir de la sucesión operada por Carlos Salinas de Gortari, donde se repetía los hechos de 1929 con el asesinato de Luis Donaldo Colosio y el rompimiento del partido entre “tecnócratas” y supuestos “políticos”. La cual se repite en la elección de Zedillo, a quien nunca le dieron el respaldo.

¿Cuál es la novedad?

Sin embargo, hoy hay una gran diferencia y la cena del domingo pasado en Los Pinos entre los aspirantes a la presidencia de la República, lo único que realmente mostró aunque nadie quiera comentar, es el hecho de que en esta administración los aspirantes parece que están en un juego limpio y de apoyo mutuo.

De ahí lo que se dice que el presidente se divierte hacia afuera y hacia los aspirantes, mantiene lealtad y liderazgo.

La elección de 2018 será inédita, nadie lo duda, y esto se empieza a ver, ya que la diferencia es la unidad entre los aspirantes priístas. Quizá por primera ocasión no habrá daño colateral en la decisión que tome el presidente.

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