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A DOS DE TRES CAÍDAS: COMUNICACIÓN DE ENGAÑOS Y POLÍTICA DE TRAICIONES

Por: Arturo Ruiz, El Súper Cívico.

Dicen por ahí que en casa del jabonero, el que no cae resbala.

De forma similar, se podría decir que en casa del chayotero el que no se espina… se raspa.

Y digo esto, porque una cosa muy común entre los círculos del poder es la compra no solo de espacios, ni de publicidad institucional, sino la compra de plumas y conciencias de los dueños de medios de comunicación, de “analistas”, “columnistas” y hasta de periodistas.

Negarlo no lleva a nada, bueno, si, a la hipocresía, a la opacidad y al estancamiento en materia de libertad de prensa y en el ejercicio de un periodismo libre y objetivo.

En Baja California y en México, el Chayote y el embute son prácticas comunes entre políticos y “periodistas”, es una práctica en donde el o los políticos, le pagan a un periodista para que hable bien de él y de sus acciones, o bien para que hable mal o publique ataques en contra de los opositores.

Esta fórmula le resulto efectiva al régimen gobernante durante muchas décadas y aún perdura.

Es más, hay quienes se dicen periodistas que si algún político, funcionario o representante popular no le “compra” publicidad para su medio, editorial o columna, lo ataca y lo exhibe como un ser despreciable, usando en ocasiones verdades a medias, o desaciertos del pasado, e incluso invadiendo la vida privada de aquel que no se prestó al juego del embute.

Sin embargo, la revolución en materia de comunicación de las actuales redes sociales y el empuje de un importante sector de periodistas independientes que han venido desmantelando la práctica del “chayote” y del “embute”.

En este sentido, el escritor mexicano Carlos Monsiváis señalo acerca del embute: “Arca de la Alianza y flor de las adormideras, sobresueldo legendario y reclasificación jerárquica, tentación sin riesgo de pecado y lontananza del aspirante, el embute es, en la prensa mexicana, la institución ortodoxa que prescinde de la fe para entrar de lleno en la demostración, como lo delata su origen verbal, el embute (acción de embutir, de llenar la boca, de impedir con dádivas la emisión de las palabras) es el equivalente periodístico de la mordida, el cohecho indispensable que aceita y moviliza los mecanismos de apoyo y contentamiento que van de la prensa a los sectores dominantes”

En este ámbito recientemente sucedió un hecho lamentable que protagonizó el director de Comunicación Social del gobierno del Estado, Raúl Reynoso Nuño y el actor y comentarista de televisión Heriberto Norzagaray.

En este episodio, que permaneció un mes en las sombras, el funcionario panista pretendió chantajear al comentarista, diciendo que tenía una grabación en donde de darse a conocer le perjudicaría en su trabajo y credibilidad.

Y resulto que efectivamente existía y salió a la luz pública dicha grabación, (desconociendo si esa grabación está o no, editada o manipulada) en dicha grabación de voz, que dio a conocer el director de comunicación, se escucha al comentarista pedir que le resarcieran el daño que le ocasionaron al no haberle “comprado” espacios para su programa y pide que, para empezar a negociar y establecer una estrategia para ayudar a levantar la imagen del gobernador, le paguen una cantidad de un millón 400 mil pesos. La mitad sin facturar y la otra con factura.

Lo terrible, es, que de ser cierto, Heriberto Norzagaray atacaría o sacrificaría a otros personajes políticos y ahí el director de comunicación exhibiendo su villanía y perversidad pide que se ataque a Rigoberto Campos, representante de campesinos que pelean por el agua y en contra de la Cervecera Constellation Brands.

Y ahí los tenemos: Dos personajes patéticos que por dinero, proyección e intereses políticos, se encontraron hablando de estrategias a partir de un acuerdo monetario. Mal por ambos.

El funcionario de gobierno actúa con dolo y traición conduciendo la ambición del comentarista, para grabarlo y después chantajearlo. Y el columnista se mostró carente de ética y dignidad, aceptando y ofreciendo ayudar al gobernador, madreando la imagen de otras personas.

¿Quién pierde? Ambos, el golpe a Norzagaray en su orgullo e imagen es demoledor. Y Reynoso Nuño queda expuesto como un funcionario perverso, cobarde y traidor que es capaz de todo con tal de aniquilar a los detractores del gobierno. Un Torquemada Azul, que busca ganar aun mediante victorias pírricas, un fanático enfermizo que con tal de acabar con sus adversarios, no le importa ver arder su propia casa con tal de ver arder la del vecino.

Pierde localmente la alianza entre el PAN y MC ya que Reynoso es panista y Norzagary pertenece a MC. Y también pierde el Gobierno estatal, ya que Reynoso Nuño representa al gobierno de Kico Vega que ha quedado evidenciado que paga chayotes a periodistas y que pacta embutes, para que hablen bien de su gobierno y mal de sus opositores.

Pero más allá de este escándalo coyuntural, a todos los políticos y periodistas de Baja California, debe quedar claro que los panistas en el gobierno, graban conversaciones privadas, sobre todo cuando hay propuestas de índole económica. Y que los panistas en el gobierno, piden a los periodistas a los que les pagan, que hablen mal de sus detractores y se prestan a juegos de intrigas palaciegas y mundanas para afectar a los opositores.

¿Qué quien pierde? Si no hacemos nada perdemos todos, los periodistas honestos, la sociedad que es quien aporta el dinero para el pago de chayotes y embutes a periodistas y la clase política que queda otra vez expuesta como una clase perversa, sin escrúpulos y con una ambición sin límites… ¿O No?

P.D.1. Heriberto Norzagaray, es mi amigo. Mis amistades pueden caer, cometer errores e incluso incurrir en ilícitos, pero eso no es motivo para negar la amistad. Las consecuencias de los actos de cada uno se pagan en lo individual.

P.D.2. Yo no acepto Chayotes ni practico el embute… ¡ah es más… ni periodista soy!

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