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MI REFLEXIÒN: El doble discurso

 

Por Nancy Sánchez Arredondo

 Es una verdad tan grande como innegable: El primer paso para corregir un problema es reconocerlo.

Los mexicanos aceptamos que tenemos un gravísimo problema de corrupción, pero nos está costando trabajo dar el segundo paso, que es combatirlo.

Un estudio reciente elaborado por la OCDE sobre este tema, arroja como preocupante conclusión, que aunque el 100% de los ciudadanos mexicanos reconocen y repudian a la corrupción como nuestro principal problema, más del 60% admite haberla fomentado con regularidad, en alguna de sus múltiples modalidades.

La captura de dos renombrados exgobernadores prófugos, puso de relieve una actitud similar de los partidos políticos, en el espinoso tema de la corrupción: reconocerla y condenarla no es problema, el problema es actuar en consecuencia, porque ahora todos buscan deslindarse de los actos de corrupción, se hacen a un lado como si esto fuera suficiente para volverlos inmunes al veneno que inyectan este tipo de actos.

Digámoslo con todas sus palabras: NADIE SE HA ESCAPADO DE LOS ACTOS DE CORRUPCION. Son un tumor maligno que debemos extirpar, a pesar de que el tumor se resiste a la extirpación.

Nada más lamentable, ofensivo y aberrante, que el abuso del poder por parte del servidor público, para obtener beneficios indebidos, inmorales e ilegales. Igual, la postura de los partidos políticos que ven la paja en el ojo ajeno y pretenden exorcizar a sus demonios de corrupción santiguándose y dándose golpes de pecho.

El PRD defeño en tiempos de Obrador se vio salpicado con los escándalos de los Bejarano, los Imaz, los Ponce y varios más, que contaron con el manto cobertor de quien, ahora al frente de Morena, califica como “simulación” la acción de la justicia federal. La galopante corrupción de los otros, que tanto critica en sus discursos, le ha  golpeado duramente el rostro y solo se le ocurre refugiarse en la negación.

La severidad con lo que ahora somos señalados y asociados con la corrupción TODOS LOS PARTIDOS POLITICOS y los funcionarios de TODOS LOS NIVELES DE GOBIERNO, es la mejor oportunidad que tenemos para pasar de las palabras a los hechos. No queda mucho tiempo para hacerlo, y tampoco conserva mucha paciencia la ciudadanía.

El PRI incorporó a sus estatutos, desde 2014, candados para cerrar el paso a candidaturas ligadas al crimen organizado, y facultades para revisar la honorabilidad de los candidatos y retirar candidaturas a quienes incumplan este requisito.

El esfuerzo del PRI no ha parado ahí. Desde el congreso apoyamos la propuesta del Presidente Enrique Peña Nieto para crear el Sistema Nacional Anticorrupción. Sabemos que no es suficiente condenar o negar la corrupción: es un problema tan serio, que demanda la aplicación de grandes remedios por el tamaño del mal que representa.

La corrupción la genera el uso del poder, y eso lo ha dejado en claro la etapa de pluralidad política que vivimos, donde la alternancia política no ha sido un factor para detenerla.

Evitemos caer en el morboso espectáculo de intercambiar acusaciones para ver a quién ha salpicado más la corrupción. Concentrémonos en implementar sin distinción de colores, siglas o niveles, las leyes que buscamos mejorar día a día para cerrarle el paso.

La fiscalización, la rendición de cuentas y la transparencia, son herramientas que rendirán frutos si, como sociedad, instauramos una auténtica cultura anticorrupción. De entrada, empecemos por rechazar el doble discurso de que “los corruptos son todos menos nosotros”…

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