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HISTORIA DE LOS DEFENSORES DE TECATE

Por: Germán Ramos González.

Tecate, B.C.- En 1895, se producían en Tecate 137 mil kilos de cebada, 134 mil de maíz, 132 mil de frijol, otros tantos de papa y trigo, según el censo de la época, había alrededor de 116 habitantes, de los cuales 67 eran hombres y 49 mujeres.

Así comienza el relato histórico del cronista de la ciudad Emilio Sánchez, quien en esta ocasión habló de la gesta heroica de la defensa del territorio tecatense que pretendía ser invadido por los filibusteros norteamericanos en 1911, justo cuando en el país se daba la llamada Revolución Mexicana y había estallidos sociales y levantamiento de armas en distintos frentes.

Tecate no estuvo ajeno a ello, pues valientes ciudadanos tomaron las armas para participar en la batalla, en aquella recordada fecha del 12 de febrero de 1911.

De acuerdo a la charla de don Emilio Sánchez, el primer llamado a defender la Baja California la hizo el general Manuel Márquez de León, el 29 de enero de 1911, pues había la pretensión de anexar a Estados Unidos la península, así como lo habían hecho anteriormente con la alta California, la toma filibustera fue en Mexicali el 29 de enero de ese año, por lo que tropas del general Celso Vega asentadas en Tijuana, se trasladaron hacia la ahora Capital, para luchar y defender el territorio.

En su paso cruzaron por Tecate, donde el señor Manuel Downey ofreció su casa, ubicada por la calle Carranza frente a Cervecería, para que se quedara el estado mayor, en tanto que Benito Ortega hospedó a las tropas, lo que marcaría ese 7 de febrero el primer movimiento en Tecate.

Para el 9 de febrero, ya se habían incorporado Juan Morales, Platero y Payaso a la batalla, estos indígenas kumiai, que ofrecieron sus servicios, demostrando que no había ningún rencor por las luchas anteriores de 1833, cuando sus tierras fueron invadidas por los pioneros y hubo pleitos, donde mucha gente murió.

El 12 de febrero, se organizaron 35 pistoleros a sueldo, contratados por Luis Rodríguez en El Cajón, California, que vendrían a tomar Tecate y asesinar a quien se interpusiera en su camino, llegando esa madrugada a quemar casas, robar ganado y comercios y pelear contra la pequeña tropa de defensores que se había formado días antes, la mayoría ciudadanos, aunque estaba el comisario José Morales a quien se unieron Capracio Valencia y Manuel Downey, ellos que organizaron un contingente y se dirigieron al este, luego al norte por donde ahora es Rancho Ojai, para enfrentar a los invasores, ya iban allí también Lerdo González Romo, Leopoldo Flores y Francisco Valenzuela.

El General Celso Vega, envió a 80 soldados, para apoyar en este territorio, donde posteriormente se dio la batalla de El Carrizo, donde perdió la vida el norteamericano invasor Luis Rodríguez y varios de sus hombres a manos de los defensores.

Por el sur venia el temerario Jack Molding, destruyendo todo a su paso y en el rancho Aguaje de los Borregos hizo prisionero al dueño Jorge Reyes, a quien asesinó después, luego pasó por Agua Fría y Rancho La Libertad, hoy conocido como San Pablo, donde acribillaron a los hermanos Jorge y Concepción Meison, así como a Abraham Agreda y Placido Mata, de cuyo hecho hay una cruz con una placa inscrita en 1949 recordando el cruel hecho.

Las batallas continuaron el 19, 20, 21 de febrero de 1911, en San Valentín, El Carrizo, cerro de la colonia Cantú, donde los invasores filibusteros eran rechazados por los habitantes y soldados apostados en Tecate.

Uno de los personajes más emblemáticos de ese pasaje histórico, lo es sin lugar a dudas Lerdo González Romo, quien sin ser militar, tomó las armas para defender con patriotismo a Tecate. A él le tocó hacer una persecución por El Alamo, donde hubo que matar a 9 indígenas a quienes los filibusteros habían contratado mediante engaños y falsas promesas para que les ayudaran con la invasión, así como a otros cuatro norteamericanos, que quedaron en esa lucha, por ello, a Lerdo González se le siguió un largo juicio y tuvo que esconderse, ya que autoridades de Estados Unidos e Inglaterra pedían que fuera juzgado y condenado a la horca, lo que no sucedió y finalmente murió muchos años después.

Lerdo González, fue reconocido por el General Celso Vega con una placa por su valerosa participación, de lo que pudo representar la pérdida de otra parte del territorio mexicano, pues al estar lejos del centro del país, poca comunicación se tenía y los residentes tanto de Tijuana, Tecate y Mexicali, tuvieron que enfrentar y salir avantes de esa lucha por la defensa del territorio.

Luego de ello Tecate quedó en total pobreza, los siguientes años fueron de constante esfuerzo de los tecatenses para salir adelante y reponerse de los estragos que causo la invasión, donde hubo muerte de personas, casas quemadas y prácticamente la ganadería y el campo tuvo que rehacerse.

Don Emilio Sánchez, quien impartió esta interesante charla en la Galería de la Ciudad del Instituto de Cultura de Baja California que dirige Ivonne Diego Muñoz, sostuvo, que esa parte de la historia debía ocupar un sitio privilegiado, donde los defensores sean honrados y recordados como tal, si bien es cierto en Tecate un bulevar lleva su nombre y hay un pequeño monumento instalado en 1996, falta que se designe un día para que las nuevas generaciones conozcan los nombres de cada uno de los patriotas que defendieron con sangre el territorio tecatense.

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