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FRANCISCO EL MORO V: EL SEPELIO

Germán Ramos González\r\n\r\n Capítulo 5\r\n\r\n Las sospechas fueron aclaradas. Se trataba de su papá. Luchaba contra la hipertensión arterial, que en esos últimos días le había dado más lata de la acostumbrada, a pesar de estar en un tratamiento médico, su corazón no soportó y un infarto fulminante acabó con su vida, en su propia casa, no pudo siquiera ser atendido, no hubo tiempo. Don Lorenzo fallecía el 22 de febrero de 1972. Ello habría de dejar honda huella en nuestro personaje, por la afinidad que ambos tenían, de hecho marcaría para siempre su vida juvenil y adulta.\r\n Como era una familia muy unida, querida por los vecinos, las muestras de condolencias no se hicieron esperar, el apoyo para los arreglos funerarios y el aviso a familiares y amigos, para que todo se llevara a cabo en la misma casa, tanto el velorio como las oraciones. A Panchito se le vio poco, en esas horas fatídicas para él se refugió en su recámara, atrás de la casa, al lado de una vieja lavadora de ropa, allí sentado, bañado en lágrimas, no comprendía por qué las cosas tenían que suceder de esa forma, por qué su padre al que tanto quería y que veía como un dios, ya no estaba con él, dándole consejos, regañándolo y haciendo que fuera un hombre de honor, honrado, trabajador y buen estudiante.\r\n A Don Lencho, ya no lo verían más, una larga fila de personas se acomodaron en la avenida México y se enfilaron a pie rumbo al panteón, donde serían sepultados sus restos. Allí iba el pequeño Pancho, llore y llore, sus hermanas Enedina y Alicia lo seguían de cerca, su mamá, doña María le volteaba ocasionalmente a verlo. A las mujeres y hombres que los acompañaban se les partía el corazón nomás de ver al chamaco. Ese sería uno de los pasajes más terribles de la vida de El Moro, ver como poco a poco estaba siendo cubierta la caja en la que reposarían por siempre los restos de su querido padre.\r\n Muchos días hubieron de pasar, para que Panchito volviera a salir a jugar con sus amigos, a pesar de que seguidamente le gritaban por el cerco que fueran a jugar trompo y canicas. No recibían respuesta. A la escuela iba a fuerza, no sonreía, esa chispa que tanto llamaba la atención de los vecinos se había apagado, se volvió lento, malo para la escuela y constantemente divagaba, se desaparecía por horas y la preocupación de su madre se hacía cada vez más grande.\r\n Aún así termino su educación primaria y se preparaba para entrar a la Secundaría No. 1. Poco a poco volvía la luz a sus ojos, ya hablaba más con sus compañeros y amiguitos de la cuadra, pero jamás sería el mismo, el recuerdo lo atormentaba, tal vez, porque no lo ha dicho, algo le falto concretar con su padre que no lo dejaba en paz.\r\n Francisco El Moro, siguió creciendo, se volvió un tanto rebelde….\r\n\r\nContinuará….\r\n\r\nEn estos capítulos conoceremos a El Moro, tal vez un personaje sin importancia, pero que tuvo algo que decirnos, será verdad, será fantasía, solo usted lo podrá decidir, siga a Francisco en sus fantásticas aventuras a través de: www.radartecatenews.com.

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