POR CULPA DEL SANTORAL

Tecate, B.C.- Mi padre y mi madre (ambos por igual) son exageradamente religiosos al grado de que si ven un perro en la calle y el sacerdote dice que no es un perro sino un cocodrilo ellos afirmaran que efectivamente es un cocodrilo y es que lo que diga “El Padrecito” es lo único que vale y ¡ay de aquel rebelde que se atreva a poner en duda la verdad de su palabra! O peor aun, contradecirlo ya que de inmediato se hace merecedor del desprecio de todo el pueblo y a una reputación vitalicia de hereje, irrespetuoso e irreverente entre otras más linduras, todo eso sin contar el consabido castigo y hasta la posible excomunión, ¡ni hablar! Así son los fanaticatólicos (esa palabra la acabo de inventar yo) y obviamente ellos creen que siempre tienen la razón.\r\nBueno; como te decía, amigo Lector: no solamente mis padres sino todos los habitantes del pueblo son híper-mega-súper-extremadamente religiosos o mejor dicho son esa palabra que inventé. Bueno, casi todos menos yo que por alguna extraña razón me parece escuchar una vocecita que me dice que esta bien creer en algo pero hay muchas personas que van demasiado lejos y yo opino que esta bien ser pero sin exagerar o como dice el dicho: ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre que al fin de cuentas es exactamente lo mismo ¿no es así mi finísimo lector?.\r\nPues resulta que en mi pueblo son tan religiosos que cuando yo era un pibe cada vez que nacía un bebé solían ponerle el nombre que venia en el calendario según su fecha de nacimiento y es así como en el pueblo abundan los habitantes con nombres tales como: Ciriaco, Toribio, Pánfilo, Pantaleón, Macrina, Higinio, Hermenegilda, Fátima, Eduviges, Práxedes, Felicitas, Rómulo, Macaria, Bonifacio, Aniceto, Sotero, Cleta, Gertrudis, Gelasio y párale de contar amigo Lector, con decirte que muchas personas de mi pueblo prefieren dar otro nombre cuando van a la ciudad en donde nadie los conoce.\r\nYo tuve la muy mala suerte de haber nacido el 28 de diciembre y aunque el calendario no estaba muy a la mano en ese momento que digamos eso no significó ningún problema a la hora de escoger cual sería el nombre que habría de llevar el recién nacido. Así, cuando la comadrona le notificó a mi Tata Cacho (o séase a mi respetable progenitor Don Pascasio Negrete Rivera) que había sido un hermoso y robusto varoncito mi padre tomó un viejo libro (que por cierto perteneció a mi bisabuelo) llamado santoral y encontró que el 28 de diciembre se conmemora el día de los santos inocentes por lo tanto estaba yo sentenciado a llamarme Inocencio, o mejor dicho Melchor Inocencio en honor a su abuelo paterno que dicho sea de paso era el dueño del librejo ese que es el culpable de que yo me llame Inocencio; o mejor dicho Melchor Inocencio Negrete Rojas, en pocas palabras mi nombre completo.\r\nMi padre solía contarme que su abuelo paterno Don Melchor Negrete Chávez era un hombre muy querido y respetado por todo el pueblo y mi tatarabuelo Don Matías Negrete Ruelas lo bautizó con ese nombre debido a que nació un 6 de Enero de hace poco mas de 100 años tomando en cuenta que yo tengo 35 y soy el menor de los 7 hijos de la familia y mi padre a su vez el hijo menor de Don Cayetano Negrete Rojas que dicho sea de paso también fue el menor de los hijos de mi tatarabuelo Don Matías.\r\nPero volviendo al leitmotiv de (o séase al meollo) de esta historia; lo cierto es que a mi jamás me gustó ni me sigue gustando mi nombre y presiento que jamás terminará por gustarme; recuerdo que cuando era chico los vecinos le pedían prestado a mi padre su viejo libro que heredó de Tata Melchor (o séase mi ilustre homónimo) para ponerle nombre a sus recién nacidos y hasta hace 25 años a los bebés de mi pueblo los desgraciaban de por vida poniéndoles los nombres mas horribles que existen. Pues tal como te iba diciendo: hasta hace unos 25 años a los recién nacidos les ponían los nombres mas folklóricos debido a que mi respetable progenitor solía prestarles el santoral que heredó de mi bisabuelo. \r\nEn este momento pienso yo que seguramente tu te preguntarás por que razón mi padre dejó de prestarles su viejo y preciado libro ¿no es así? Pues resulta que cuando yo tenía poco menos de 10 años de edad esa vocecita que muy a menudo suelo escuchar me dijo muy seriamente que yo tenia que hacer algo para que no siguieran perjudicando a tanta criatura inocente y yo ni tardo ni perezoso me deshice del culpable de que yo me llame Inocencio (Chencho para los amigos) ¿o sea que si yo hubiera nacido 3 días antes me hubieran puesto Navidad? ¡Que poca, eso no se vale! Una ti amia nació el 20 de diciembre y le correspondía llamarse Filogonia pero a mi abuela como que no le pareció y decidió llamarla Esther pero a mi que nací el mismo mes no hubo poder humano que me salvara del maldito librejo ese.\r\nAhora que vivo en los Estados Unidos y estoy a punto de obtener la tan ansiada ciudadanía me han dicho algunos amigos que si no me agrada mi nombre puedo cambiarlo legalmente sin ningún problema ¡hasta que me van a hacer justicia, lotería!. Lo bueno que en mi pueblo ya no les ponen esos horribles nombres a los bebitos y eso gracias a las telenovelas y al cine y es así como en mi pueblo hay un Kevin López, Randolph Guzmán, Bryan Sánchez, Brandon Pérez, Britney Rodríguez, Geraldine Martínez, Karen Domínguez, y hasta un William Gómez entre otros y aunque el aspecto (no muy europeo que digamos) y el apellido los delaten ellos muy orgullosamente tienen un nombre elegante que por cierto la mayoría de ellos no sabe ni siquiera escribirlo correctamente ¿Qué te parece amigo Lector?\r\nPues como te iba diciendo mi queridísimo Lector; yo ya me cansé de llamarme Chencho y estoy muy próximo a cambiarme de nombre, el único problema es que aun no logro decidirme cual será mi nuevo nombre ya que esa vocecita no me sugiere nada y por eso es que recurro a ti para que me sugieras cual ha de ser mi nuevo nombre de pila, y tu….¿que nombre me sugieres? ¡nomas no me salgas con que vas a consultarlo en el santoral, espero que no lo hagas….\r\n\r\n\r\nPor: Mauricio Durán Rosas